3 Pero temo que, al igual que la serpiente engañó a Eva con su astucia,
se perviertan vuestras mentes apartándose de la sinceridad con Cristo.
4 Pues, cualquiera que se presenta predicando otro Jesús del que os
prediqué, y os proponga recibir un Espíritu diferente del que recibisteis, y
un Evangelio diferente del que abrazasteis ¡lo toleráis tan bien!
5 Sin embargo, no me juzgo en nada inferior a esos «superapóstoles».
6 Pues si carezco de elocuencia, no así de ciencia; que en todo y en
presencia de todos os lo hemos demostrado.
7 ¿Acaso tendré yo culpa porque me abajé a mí mismo para ensalzaros
a vosotros anunciándoos gratuitamente el Evangelio de Dios?
8 A otras Iglesias despojé, recibiendo de ellas con qué vivir para
serviros.
9 Y estando entre vosotros y necesitado, no fui gravoso a nadie;
fueron los hermanos llegados de Macedonia los que remediaron mi
necesidad. En todo evité el seros gravoso, y lo seguiré evitando.
10 ¡Por la verdad de Cristo que está en mí!, que esta gloria no me será
arrebatada en las regiones de Acaya.